jueves, 18 de marzo de 2010

CHARLES GAYLE: “CUANDO TOCO, LO HAGO COMO SI QUISIERA ATRAVESAR EL MURO”.


Charles Gayle, simple y sencillamente, se dedicó a derrumbar, piedra por piedra, el Teatro de la Ciudad. Un sencillo y aparentemente endeble Charles Gayle, acompañados de Gary Roland y Michael Wimberly, entró al escenario y lo agarró a golpes, para delicia del público.

Charles Gayle logra una fluidez en música que simplemente es difícil de encontrar en otros músicos de free jazz. Lo que Gayle hace, sí, como ya habíamos dicho, es monstruosamente áspero, rasposo, sin embargo, Gayle es capaz de ponerle frac y un moño a un sonido tan frenético y hacer que pase por dandy. Aunque su sonido es absolutamente agresivo y difícil de tragar, la naturalidad con la que toca hace que el tiempo pase rápida y elegantemente hasta para aquellos a los que no les gusta el free jazz. Gayle, en su saxofón, tocó rápida y arrebatadamente, terminando cada pieza como si de repente se les hubiera dado la gana dejar de tocar y entrar en otra cosa, así, de golpe, en seco.


Y aunque Gayle le robó el corazón a todos sin excepción, el público se encontró con un Larry Roland tocando el contrabajo a veces casi con guantes y otras veces completamente desenfrenado y con un Michael Wimberly imponente, brutal, pesado, hosco, maravilloso en la batería. Cuando uno se sentía avasallado por el sonido que provenía del escenario, uno podía dedicarse simplemente a ver a Gayle tocar y no era menos impresionante: con sus más de 70 años, Gayle tocaba frente al micrófono a veces, otras alejándose, a veces totalmente inmóvil, otras subiendo y bajando, caminando por todo el escenario, como inspeccionando la construcción de algo, sin soltar para nada su saxofón, caminando muy lentamente. Tuvo que pasar casi una hora para que tomara el micrófono y nos hablara. Aunque esto sonará sumamente cursi, en la voz de Gayle uno notaba, de inmediato, un amor por lo que hacía del tamaño de todo el teatro (Gayle, a la fecha, todavía sale de repente a tocar a la calle).

Hablaba entrecortadamente, con pausas, como si no supiera que todos estábamos entendiendo de lo que hablaba. Disfrutaba de estar aquí. Pero eso no es todo: un músico puede regresar al escenario y tocar un encore y dar por terminado su show, sin embargo, los encores de Gayle, para ser exactos los dos encores de Gayle, duraron una eternidad. El concierto estaba programado para durar ochenta o noventa minutos, y salimos a las dos horas, aún aplaudiendo para que se animara a salir una vez más: “No sé si vayamos a tocar otra, sólo sabemos tocar cinco canciones, no nos sabemos más”. Por momentos, incluso parecía que Roland y Wimberly estaban más cansados que el propio Gayle. Y lo mejor de los encores es que, como todo jazzista que toca un encore, Gayle aparentemente se limitaría a tocar un standard, Giant steps, sin embargo, en menos de lo que uno esperaría, las melodías reconocibles empezaban a dar vueltas y se transformaban en cualquier otra cosa, hasta que nadie recordaba cómo empezó. Como todas las sesiones de improvisación de Radar, esta fue memorable, emotiva y monumental al mismo tiempo. 

  











Hoy jueves es la última parte del ciclo dedicado a Mauricio Kagel, el concierto de la acordeonista alemana Eva Zöllner, en el que interpretará piezas de Mauricio Kagel, Rodrigo Sigal, Ana Lara y Gordon Kampe. El concierto del domingo fue espectacular, así, fuera de todo lo que esperábamos, y muchos se lo perdieron. No se vayan a perder de la última oportunidad de escuchar piezas de un compositor poco programado por estas geografías, y en manos de una intérprete excepcional en el Anfiteatro Simón Bolívar. Aún quedan boletos a la venta media hora antes del evento, ¡nos vemos allá!


Huey Mecatl / Jueves 18 de Marzo, 16:00 Hrs. / Zona de Islas, Ciudad Universitaria / Entrada Libre, Cupo aproximado de 250 Personas

Ciclo Kagel 2: Eva Zöllner / Jueves 18 de marzo, 20:30 Hrs. / Anfiteatro Simón Bolívar / $150